¿Sabemos defender lo que nos rodea?


Seamos sinceros con nosotros mismos: nuestro hogar no es perfecto, lo admitimos, lo asumimos, sabemos que podría mejorar mucho, que nos gustaría que tuviera otros componentes, otras calidades, pero… es nuestro hogar, nuestra ciudad, nuestro país.

Si cada uno de nosotros no defendemos nuestro propio hogar, nuestra cueva, nuestra vivienda, nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestro país… ¿quién lo va a hacer por nosotros?

Tenemos la obligación incluso egoísta de defender lo que tenemos, lo que está cerca de nosotros, lo que depende de nosotros. 

De lo que dependemos para poder tener nuestras zonas de convivencias y de confort. 

Pero no solo debemos defender y amar más lo más cercano a nosotros, no solo nuestra habitación o nuestro barrio, sino en conjunto con los que nos rodean, todo lo que utilizamos.

Nuestros parques, nuestras calles, nuestro sistema de convivencia en nuestra Nación, nuestra Cultura, nuestra forma de vida y nuestra economía global.

Puede que no nos gusten muchas cosas, sabemos que no es perfecto lo que nos rodea, pero lo que tenemos que hacer, es trabajar por mejorarlo, no estar siempre quejándonos y metiendo la cabeza debajo de la tierra.