Mentir es el nuevo deporte nacional
Mentir es pecado, incluso es pecado mentir para obtener réditos positivos para quien miente. Pero en los últimos tiempos es muy habitual mentir, y hemos crecido tanto en cantidad y calidad de la mentira, que ya nadie se cree nada de lo que se dice, ante la posibilidad de que sea otra mentira más. Creer que todo es mentira es otra mentira, pero todos somos responsables de esto, pues participamos activa o pasivamente de este juego bastardo de mentir.