¿Dónde termina un antidepresivo, al cabo de los días?


Nos advierten ahora sobre la posibilidad de que el uso excesivo de antidepresivos, muchas veces sin ser esta la mejor opción para aliviar trastornos ansiosos o depresivos, esté minando nuestra relación con los antibióticos, minando su eficacia. 

Ya sabíamos que el abuso en los antidepresivos era malo a medio plazo, pero ahora se empieza a apuntar a otros efectos secundarios diferentes y perniciosos.

Las bacterias no son imbéciles y en su afán por seguir viviendo se intentan adaptar a los antibióticos, a nuestras defensas, para no caer en la destrucción. 

Es Ley de Vida, también las bacterias aunque no nos guste nada esto, quieren defenderse de nosotros.

Crece el consumo de antidepresivos pues no hay nada tan rápido y fácil en un Sistema de Salud apurado, que recetar química y ver la evolución. Pero muchas veces no se puede ver esa evolución pues no hay tiempo médico ni sistema que lo pueda hacer bien. 

Las bacterias, los antibióticos, las antidepresivos interactúan entre ellos, cada uno buscando su propio beneficio, cumplir con su papel asignado. 

Y en esa pelea que no vemos es en donde hay que seguir estudiando esas opciones ya vista en laboratorio, de que alguna bacterias se vuelven más activas si en el cuerpo encuentran además de antibióticos una cantidad constante de antidepresivos.

Porque también hay que tener algo en cuenta, simple, lógico. Todo lo que tomamos nosotros o los animales como medicamentos, termina en el mismo lugar, no se destruye sino que se desagua. 

Y a partir de ese momento en que vuelve la química médica al medio ambiente, hay un fenómeno no siempre muy bien estudiado por la Salud Pública, por carecer de medios y presupuestos.