Ahora que a la cultura la tenemos orillada por inútil, creo, a veces queremos meter barbaridades en el campo de esa cultura que creemos que no nos sirve para nada. Somos tremendos.
La formación al igual que la cultura, son caminos hacia la libertad personal. Sin la suficiente capacidad de diferenciar qué somos para podernos defender de la manipulaciones, no seremos nunca libres.
Y eso se consigue siendo capaces de tener formación adquirida en muchos espacios de la vida, para saber qué y quién nos quiere meter mano en nuestras propias ideas.
Curiosamente siempre se intenta manipular a los pobres de economías complejas, y nunca a los ricos de posibilidades. Estos ya no necesitan escuchar a los manipuladores pues vienen formados y tienen de todo para poderse defender.
Manipular a los pobres parece un contrasentido. Pero… si ya somos pobres, si ya tenemos poco… ¿para qué les servimos?
Pues por nuestra fuerza bruta de mano de obra, y por nuestro número. Muchos pocos de muchos fáciles, es mejor que nada y sobre todo mucho más sencillo.
La mejor manera de podernos manipular y dejarnos contentos, es tenernos entretenidos con asuntos que a ellos no les afecten.