Una ciudad puede tener 10.000 habitantes o puede tener 40 millones de ciudadanos en sus tripas, es decir pueden llamarse ciudad por igual a unas que son entre ellas 4.000 veces más grandes.
El tamaño no importa, una vez más. No importa el número de personas que tiene una ciudad, y además hay que trabajar duramente para que la calidad de vida sea similar con independencia de su tamaño.
Una ciudad grande o súper grande no es la suma de muchas ciudades pequeñas, eso no sirve para darle calidad y sobre todo personalidad.
Una Gran Ciudad tiene que tener personalidad propia, tenga el tamaño que tenga.
Y le deben corresponder a cada habitante unos servicios públicos y privados de similar servicio y calidad. A veces algo complejo.
Pero otra vez tenemos que reconocer que eso tampoco depende del tamaño. Ciudades con 100.000 habitantes tienen menos calidad para la vida de las personas que otras tremendamente grandes.
Los gestores si deben ser muy diferente en calidad y conocimientos, y sus equipos de trabajo deben ser muy distintos, pues parten de muy diferentes realidades para obtener similares resultados.
En realidad el vecino de Tokio o de New York vive en unos pocos espacios, no ocupa con su forma de vida todos los espacios de su ciudad. Muy determinados por él, elegidos según su forma de vida y de trabajo.
Si sumáramos los metros cuadrados que utiliza un ciudadano en Tokio o uno de Calatayud, veríamos que en realidad no hay tenga diferencia del tamaño en el uso habitual de sus espacios urbanos más utilizados.
En cambio sí se modifican sus alrededores, sus zonas de paseo o esporádicas.
Y eso sí diferencia tremendamente la calidad de vida, las oportunidades, las opciones de poder elegir un tipo de vida. Más urbana, solo urbana o rodeada de naturaleza.
Enseguida todos diríamos dos cosas. Qué mejor estar rodeado de naturaleza. Y que en el término medio está la virtud. Ciertas ambas consideraciones.
Hay que llenar de verde las ciudades a partir de los 10.000 a 20.000 habitantes, hay que cuidar esto especialmente a partir de los 500.000 habitantes, y hay que crear bosques interiores en las ciudades más grandes, como ocurre en Londres, Berlín, Madrid o New York.
La calidad de una ciudad, su amabilidad y su Salud se mide en verde.