Precariedad Laboral en Jóvenes: Un Desafío que Define sus Primeros Años en el Mundo Laboral


Los jóvenes en busca de empleo son conscientes de que la precariedad laboral es un obstáculo que tendrán que enfrentar y que dejará huella en sus primeros años de vida laboral. Hoy en día, un empleo ya no representa un proyecto de vida ni una decisión vital, ya que se percibe como una actividad temporal, con un tiempo indeterminado y, sin duda, como una forma inevitable de ganarse la vida.

Esta realidad conlleva una menor productividad, una motivación reducida y una conexión insuficiente con sus respectivas empresas, lo que se traduce en una relación laboral más débil y menos comprometida. Como resultado, se percibe como algo pasajero, sin considerarse una oportunidad de mejora a través de la formación constante, sino como algo que solo puede mejorarse cambiando de empresa o de ocupación.

El concepto de que el trabajo puede ser algo enriquecedor para la vida se ha desvanecido, siendo visto como una necesidad inevitable para subsistir. Esta pérdida de calidad en las relaciones laborales supone, a su vez, una disminución en la calidad de la sociedad y sus interacciones económicas.

La inestabilidad en los contratos laborales hace que muy pocos piensen en la Formación Continua, ya que desconocen en qué ocupación o tipo de empresa estarán en pocos meses. En muchos casos, se entiende que prolongar o ampliar los estudios no garantiza una mejora laboral, ni en la calidad de las relaciones laborales ni en el salario.

Es importante destacar que la falta de ambición o esfuerzo no es un problema en los jóvenes. No es que no deseen comprometerse con sus trabajos; comprenden que son las empresas las que no muestran compromiso hacia ellos.

El empleo debe ser una opción vital que permita también la convivencia fuera del entorno laboral. La conciliación entre la vida personal y laboral es crucial y está intrínsecamente relacionada con la motivación en el trabajo. Cuando un empleo es precario, la relación con ese puesto de trabajo también lo es.

Nunca antes, habíamos tenido generaciones tan bien formadas como las actuales, pero al mismo tiempo, nunca habíamos enfrentado trabajos tan indignos en algunos casos. La planificación de las necesidades laborales ha sido deficiente en muchos aspectos: nos faltan un millón de personas en ciertas ocupaciones y nos sobran tres millones en otras. 

Esta situación no es responsabilidad ni culpa de los trabajadores jóvenes, sino de aquellos encargados de diseñar el futuro de nuestras sociedades.

Ajovín