¿Todos los pobres son honrados?


A veces creemos que las desgracias nunca vienen solas, por una sensación nacida por esa debilidad que nos dejan las heridas, los problemas, los dolores.

Nada se alía para que tras una desgracia venga otra. Pero es cierto que tendemos a verlo así, a pensar que nos vienen varias seguidas y que no seremos capaces de vencerlas. Que alguna de ellas nos doblará.

Por experiencia sé que hasta dos palos en la rueda podemos vencer sin muchos problemas. Y que si viene un tercero, entonces ya sí, las miradas se tuercen y empiezas a pensar que no vas a poder con todos los problemas.

Pero generalmente sí puedes. Aunque en el camino tengas que sufrir más de lo previsto. Tenemos mucho más aguante del que nos pensamos. Llevamos millones de años mejorando nuestra asertividad. Incluso nuestra templanza para entender que los problemas se resuelven mejor con suavidad en el pensamiento.

Ni todos los pobres son honrados, ni todos los ricos unos desalmados. Generalizar nunca está bien, tampoco cuando nos llegan los problemas que en ese momento nos parece imposibles de soportar.