La entonces Ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, planteó en el año 2005 una idea que cayó como una equivocación tremenda sobre casi toda la sociedad. Había una gran falta de viviendas sobre todo entre los jóvenes y su idea era crear un gran parque de vivienda pública, con un tamaño entre los 25 y los 45 metros cuadrados.
Aquellos enseguida se trasladó a casi un insulto y se les empezó a llamar despectivamente y con sentido del humor "MiniPisos".
Eran pisos para menores de 35 años, viviendas protegidas VPO durante un máximo de 30 años que podían ampliar las Comunidades, que no se podrían vender en el mercado libre para evitar el fraude y que se otorgarían a las nuevas familias o personas individuales con bajos ingresos.
Palabras como "barbaridad" o "indigno" fueron de las más suaves que se oyeron, algunas desde las propias filas socialistas.
La idea hubiera sido hacer unas 180.000 viviendas de este tipo al año, durante los cuatro años que duraba el Plan de Vivienda, desde 2005 a 2008, que nunca vio la luz por las críticas que suscitó, sobre todo entre las Comunidades Autónomas, que decían que era un trabajo y unas competencias suyas y que no debía entrar el Gobierno Central.
La idea se sustentaba en un diseño diferente de la vivienda que hasta ese momento se conocía. Con una reducción del espacio al mínimo habitable, de 25 ó 30 m², con 4 metros de altura y espacios comunes para todos los vecinos del edificio como pasillo, lavaderos, portería, trasteros o puntos de reciclaje, que ya se han dado en llamar «minipisos», ha suscitado la polémica entre diversos sectores. La altura permitía construir o utilizar una especie de altillo en la vivienda para tener un pequeño despacho, un dormitorio de bajo techo, un trastero particular.
La singular propuesta del Ministerio de Vivienda desató la polémica entre partidos políticos, ONG, organizaciones de consumidores y agentes del sector inmobiliario. Los detractores de la iniciativa de María Antonia Trujillo calificaron la iniciativa de vivienda indigna, inmoral y medida propia del franquismo.
Lo cierto es que desde el punto de vista actual, con el problema de la vivienda peor todavía que en aquel 2005, con alquileres prohibitivos y familias viviendo amontonadas de realquiler, aquella idea desechada parece utópica e incluso positiva.
Lo que no tienen sentido ni aceptación social es que los jóvenes en España no puedan emanciparse. Vivir en una vivienda nueva de 25 o 35 metros es mucho mejor que vivir en un a vivienda vieja conjuntamente a otras personas y disponer de solo una habitación pues el resto hay que compartirlo.
La idea hubiera sido hacer unas 180.000 viviendas de este tipo al año, durante los cuatro años que duraba el Plan de Vivienda, desde 2005 a 2008, que nunca vio la luz por las críticas que suscitó, sobre todo entre las Comunidades Autónomas, que decían que era un trabajo y unas competencias suyas y que no debía entrar el Gobierno Central.
La idea se sustentaba en un diseño diferente de la vivienda que hasta ese momento se conocía. Con una reducción del espacio al mínimo habitable, de 25 ó 30 m², con 4 metros de altura y espacios comunes para todos los vecinos del edificio como pasillo, lavaderos, portería, trasteros o puntos de reciclaje, que ya se han dado en llamar «minipisos», ha suscitado la polémica entre diversos sectores. La altura permitía construir o utilizar una especie de altillo en la vivienda para tener un pequeño despacho, un dormitorio de bajo techo, un trastero particular.
La singular propuesta del Ministerio de Vivienda desató la polémica entre partidos políticos, ONG, organizaciones de consumidores y agentes del sector inmobiliario. Los detractores de la iniciativa de María Antonia Trujillo calificaron la iniciativa de vivienda indigna, inmoral y medida propia del franquismo.
Lo cierto es que desde el punto de vista actual, con el problema de la vivienda peor todavía que en aquel 2005, con alquileres prohibitivos y familias viviendo amontonadas de realquiler, aquella idea desechada parece utópica e incluso positiva.
Lo que no tienen sentido ni aceptación social es que los jóvenes en España no puedan emanciparse. Vivir en una vivienda nueva de 25 o 35 metros es mucho mejor que vivir en un a vivienda vieja conjuntamente a otras personas y disponer de solo una habitación pues el resto hay que compartirlo.
Y aquellas viviendas no eran para toda la vida, sino una manera de entrar en la independencia vital.
En declaraciones a Europa Press Televisión, el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima) indicó en ese 2005 que la construcción de viviendas de protección oficial de 30 metros cuadrados o menos "no es la solución para el problema de la vivienda en general en España y de la protegida en particular" y apuntó que "25 metros cuadrados cubre el espacio vital de un joven durante muy poco tiempo y debería ser siempre una medida transitoria". Por ello, insistió en que ese tamaño "es lo más pequeño que se puede dar" porque en cuanto una persona decida convivir con otra, estas dimensiones se convierten en "absolutamente insuficientes". Por último, señaló que los modelos de los países nórdicos "son difícilmente extrapolables" a España porque tienen "otro tipo de vida, otro tipo de familias, un porcentaje mayor de gente que vive sola y no tienen una cultura de la propiedad como aquí". Concluyó que pretender que el modelo finlandés o el nórdico pueda valer para España "no es algo que vaya a tener éxito en un porcentaje importante".
Ahora, casi 20 años después, que cada uno saque sus conclusiones.