Somos parásitos, lo curioso es que lo somos de nosotros mismos. Entramos en nuestras entrañas y nos devoramos.
Rompemos el entorno, nos odiamos para demostrar que somos fuertes, demonizamos a los que están cerca para que nos respeten a costa del miedo, y nos quedamos tan tranquilos, pensando que es lo único que debemos y sabemos hacer.
Si no somos capaces de devorar nuestra entrañas no hay problemas, enseguida nos contagia un listo con sus pensamientos y es entonces cuando él, metido dentro de nosotros, nos devora mientras se apodera de nuestra forma de pensar.
Lo normal es pensar que no es para tanto, que es incluso mentira todo, que somos pesimistas. Pero unos se llevan los beneficios de nuestras tripas y otros tenemos que soportar los dolores de las digestiones pesadas de cada lunes, de cada viernes.
Mientras tú vives de tu trabajo, otros también viven de tu trabajo.
¿Qué son estos pues? Y si encima los que viven de tu trabajo viven mejor que tú…, ¿podemos empezar a pensar que nos han colonizado desde dentro para provocarnos dolores cuando ellos quieran?