Desempeñar una tarea de forma altruista, voluntaria, puede ser beneficioso para quien lo ejerce, en muchos aspectos. Pero, debemos tener en cuenta algunas cosas.
Cuando pones tu trabajo en manos de una persona voluntaria recuerda, que esta persona te regala su tiempo para sacar adelante parte de tu trabajo.
Una persona trabajadora, tiene el aliciente —al menos— de que al fin de menos cobrará un sueldo como recompensa a su esfuerzo.
En el caso de las personas voluntarias, sabemos que no tendremos un salario, al menos un salario económico. Pero el salario emocional es muy, muy importante.
A las personas voluntarias, hacerlas sentir como uno más del equipo de trabajo es fundamental, para que a la hora de desarrollar sus labores, sepan a quien dirigirse y no se sientan excluidos en la organización.
Debemos tener en cuenta que estas personas utilizan el tiempo de voluntariado, como distracción, que también pueden no tener un buen día, o incluso que el voluntariado podría ser su forma de superarse.
Hacer valer su trabajo es fundamental para fidelizarlas, reconocérselo es siempre muy valioso, pues en muchos casos es esta la única motivación para prestar un servicio. Saber que lo que hacen sirve para algo, que ayudan a otras personas a través de a quien te coordina tu actividad.
Si quien se vale de una persona voluntaria para hacer determinadas labores, en sus relaciones de intercambio, solo saca errores y fallos, quizás debería plantearse otra manera de tratar a su equipo.
A la persona voluntaria hay que corregirle los errores, pero la duda es si debe hacerlo como con cualquier persona, pues debemos tener cuidado con las formas y el momento escogido.
Recuerda, que no obtiene nada a cambio, y que, si las críticas negativas abundan, y si lo único que te importa es que haga TU trabajo totalmente y nada más, el que organiza y gestiona el grupo podría quedarse sin ayudantes.
Por ello, hay que dar las gracias a esas personas que saben los límites de sus voluntarios, sus fortalezas, que te pagan con un abrazo, con un regalo por tu cumpleaños, con tareas nuevas porque te ven capaz, y agradecen que les ayudes de todas las formas posibles. Aquellos que si tienes un día cruzado y malo te hacen un café, y te dicen que hasta que no estés bien, desconectes de todo.
Y lo que es importante, para mí al menos, el que las tareas que te manden sean variadas, que confíen en tu trabajo, y no te tengan solo para llevar el archivador de un lado a otro.
Laura Puente Ajovín