Una de las preguntas que nos deberíamos hacer todos lo que trabajamos (o incuso no) es por qué estamos siempre tan estresados? Es verdad que nuestros sistemas de vida (sobre todo la vida laboral) han cambiado en las últimas décadas, y no desde hace tanto tiempo, pero han cambiado en negativo.
Hoy, trabajar es "darlo todo" por la propia precariedad, por saber que el desempleo es el hundimiento, por las exigencias de un sistema brutal que solo busca rendimientos al minuto, por una formación constante, por la competencia brutal de tus propios compañeros, sin contar la de los clientes si dependes directamente de ellos.
Hoy la jornada laboral en muchos casos no es de 8 horas sino de muchas más pues nos tienen localizados excesivo tiempo, lo que no impide descansar mentalmente. Y además hay una tendencia creciente en no saber valorar nuestros trabajos y en una movilidad laboral excesiva.
Parece una radiografía brutal, pero los resultados en estrés, depresiones, ansiedades, problemas de somnolencia y consumo de productos médicos, va en aumento constante. Algo hay que cambiar, y no es solo a título individual.
Sin duda, hay que ser más exigente con el sistema aunque nos parezca imposible; hay que ser más flexible con lo que nos toca vivir y a su vez, ser también algo más egoísta a la hora de enfrentarnos contra el trabajo. Curiosamente la palabra CONTRA no está por casualidad.
La conciliación es posible en algunos casos u oficios, e imposible en muchos otros. Eso es un gran problema pues no siempre los salarios son en dinero, y hay que poner más en valor los salarios emocionales. Y esto se lo digo a las empresas y empresarios o gerentes de RRHH, que no siempre lo ven necesario… por error grave en su gestión. La desafección de un trabajador con su empresa supone costes importantes y merma de calidades.