Un trabajador autónomo, por cuenta propia, no es un emprendedor en el sentido estricto del término, pero lo puede ser en el futuro, es en un gran número de trabajadores autónomos, el primer paso para intentar emprender y construir una nueva empresa.
En el año 2011 se perdieron en España unos 32.000 trabajadores por cuenta propia, posibles emprendedores futuros. Desde el inicio de la crisis de 2008 habíamos pasado desde los 3.574.700 autónomos a los tres millones de finales del año 2011. Unos 560.000 autónomos menos por efecto de la crisis, según los estudios de la UPTA.
Pero a partir de esa fecha el aumento ha sido constante aunque débil, sobre todo en los años de la pandemia; y a finales de 2023 estaríamos cercanos a los 3,5 millones de trabajadores autónomos. Hemos recuperado en España las cifras de antes de 2009.
De estos trabajadores autónomos:
Hay un total declarado de 2.020.765 trabajadores autónomos que son personas físicas, es decir, trabajadores por cuenta propia. El resto, más de 1,3 millones, son empresarios autónomos, es decir, que están al frente o integrados en sociedades mercantiles, cooperativas en sus diversas formas, etc.
Hay un total declarado de 2.020.765 trabajadores autónomos que son personas físicas, es decir, trabajadores por cuenta propia. El resto, más de 1,3 millones, son empresarios autónomos, es decir, que están al frente o integrados en sociedades mercantiles, cooperativas en sus diversas formas, etc.
En los años de la crisis a partir de 2008 se perdieron un 15% de los puestos de trabajo por cuenta ajena, cifra muy similar al de los puestos de trabajo perdidos dentro de los autónomos, unos tres millones de cuenta ajena que representan una barbaridad.
Sobre todo fue la transición entre los años 2008 y 2009, que en poco más de tres meses se llegaron a perder más de 300.000 autónomos.
Había que modificar normas y leyes para cambiar esta tendencia o todas las posibles medidas económicas que intentáramos poner para resolver la crisis, no servirían de nada.