El humor sienta mal al poder, a la política, a los poderosos de todo tipo, a lo establecido. El humor siempre es crítico con lo que acontece y eso molesta. Cuando más represión hay, más humor suele funcionar por las vidas aunque sea a tapadillo, pues es la única manera que tenemos de opinar y a veces saltarnos las censuras. Por eso este humor, de los años 70, tenía sentido, aunque ahora lo vemos algo viejuno.