Las personas de "fuera" molestamos a los que quieren hacer negocio con nosotros. A veces directamente nos piden que nos apartemos con un idioma de signos, de señales, para no molestarles en sus negocios.
Pero nos necesitan. Sin nuestro consumo, sin nuestras decisiones tomadas con su beneplácito y empuje, ellos no lograrían los poderes y los beneficios que tienen. Molestamos como personas, pero somos muy útiles como objetos para sus objetivos.
Esto no es anarquismo, tampoco es comunismo ni socialismo. Es sentido común tras observar el modo de funcionar de la sociedad actual. Tenemos ejemplos a millones, sutiles o no, asquerosos o dulcificados, pero eso depende de la inteligencia del que manipula, que no siempre es igual de listo.