A veces, es cierto, pensamos que todo lo que hacemos nos sale mal, y que por eso todo lo decidimos mal. Puede que no. Simplemente a veces una sola decisión mal tomada nos lleve a que todas las demás vayan viniendo mal, cambiadas, retorcidas.
Analizar en qué nos hemos equivocado puede servir para no descartar todas las decisiones, sino solo aquella del error. Puede que el resto estén bien tomadas.