El escritor Quim Monzó ha decidido “colgar las botas del articulismo” y nos lo contaba este fin de semana en las páginas de La Vanguardia dando las razones de esta jubilación voluntaria. Quim Monzó previsiblemente cierra así una de las etapas más largas de su vida profesional, donde el artículo periodístico ha sido el centro más importantes de su creación literaria.
Lleva 50 años escribiendo artículos periodísticos y a llegado el momento de sentir que se aburre, que ya no es capaz de escribir anda nuevo. Y daba la explicación de que te coges un artículo de hace 35 años en donde escribía sobre Felipe González, le cambiar los nombres para poner Pedro Sánchez, y sirve casi todo lo escrito.
Nada nuevo parece suceder, nada nuevo se escribe pues nada nuevo sucede.
Esa sensación de que no somos capaces de aprender es casi constante en muchos de los que revisamos el pasado cercano o no tan cercano. Puede que llevemos 2.000 años con similares problemas y con muy parecidas respuestas. Avanza la tecnología, la velocidad en las respuestas, pero nos seguimos matando por lo mismo, mintiendo por lo mismo.
El cansancio en cualquier actividad es lógico. Por aburrimiento pero también por dejadez, por haber descubierto ya todas las tripas al juguete y ver que necesitas nuevos inventos mentales para seguir vivo y activo con ganas.